Didáctica
Cenicienta. Funciones y simbología
Enunciado de la actividad:
Analiza el cuento de Cenicienta y su simbología basándote en la metodología de Vladimir Propp para el estudio de cuentos tradicionales. Identifica las funciones a partir de las que se estructura el cuento y los personajes que lo protagonizan.
Propuesta de comentario:
La universal Cenicienta es un cuento maravilloso de princesas, pero no siempre ha sido un cuento de hadas. Ya que, aunque las variantes más frecuentes en la actualidad incluyen un hada que ayuda a Cenicienta, en los orígenes no había hada sino distintos ayudantes relacionados con la bondadosa madre. Solía ser un árbol, crecido en la tumba de la madre, o un pececillo el que otorgaba los vestidos a la joven Cenicienta. En todo caso, la estructura y el arquetipo fundamental de la historia se repite sin fin, con la pérdida del zapato incluida, como símbolo principal, ya desde la primera versión en el Antiguo Egipto.
Este cuento pertenece al tipo ATU 510ª, Cenicienta se inscribe en el grupo genérico o ciclo de “La niña perseguida”, al que corresponden también Blancanieves, Piel de Asno, y La niña sin brazos, este último como “relato matriz de todos ellos”, según R. Almodóvar (2021: 50).
En el cuento se reflejan la mayor parte de las funciones de Propp, que estructuran todos los relatos:
Carencia inicial, la heroína no tiene madre y es maltratada por la madrastra y las dos hermanastras, carece de amor; Alejamiento, el padre se aleja de casa y trae regalos (una ramita de avellano en muchas versiones, como veremos); Recepción del objeto mágico, planta la ramita en la tumba de su madre, que será su auxiliar (aunque en cada versión es un elemento distinto de la naturaleza); Principio de la acción, Cenicienta decide asistir al baile; Pruebas impuestas por la madrastra y las hermanastras para que no vaya al baile; Prohibición, por pura envidia le siguen prohibiendo que asista a la fiesta; Reacción de la heroína, pedir ayuda al árbol u otras plantas y animales relacionados con la madre (o al hada madrina en la versión de Perrault); Socorro, obtiene vestidos y los famosos zapatos de sus ayudantes mágicos; Transgresión de la prohibición de ir al baile y Llegada de incógnito; Huida, con la pérdida del zapato (que en algunas versiones es provocada por el príncipe); Búsqueda, el príncipe, por medio de la zapatilla, trata de localizar a la heroína; Descubrimiento, el engaño de las agresoras queda descubierto; Castigo a los agresores, diferentes castigos a las hermanastras en cada versión, como se verá; y Recompensa final, con la boda, que es otra de las constantes más polémicas desde una perspectiva de género.
Aunque el matrimonio tiene unas implicaciones simbólicas mucho más relacionadas con la transformación y los ritos de paso que tiene que sufrir la protagonista. La boda podría tener un simbolismo más complejo de lo que aparenta. Así, según R. Almodóvar, este príncipe “no será más –o nada menos- que el encuentro feliz con un ser imprevisto, ajeno al clan familiar (por lo tanto, al incesto), por decisión propia de la heroína. Por extraño que pueda parecer, la boda final, en los auténticos cuentos maravillosos, ha de entenderse como la conclusión de un proceso de emancipación femenina” (2021: 51). Este simbolismo está más claro en las formas más antiguas de estos relatos, porque en ellas la heroína luchaba para burlar la presión familiar (y, en algunos casos, el incesto), con argucias y riesgo de su propia vida, según explica el mencionado especialista.
En cuanto al resto del contenido simbólico del cuento, hay que empezar por hacer referencia a las cenizas que dan nombre a la protagonista. Desde un punto de vista alegórico Cenicienta es la que habita cerca del fuego, que era un elemento transformador en el mundo antiguo y, por lo tanto, se puede decir que ella estaba predestinada a la trasformación, porque las cenizas son los restos de ese cambio que produce el fuego, estableciendo una comunicación con el más allá. Ya en la Odisea, Ulises se sienta también sobre las cenizas para poder entablar contacto con Aikinos en el inframundo; y, en la actual India, los chamanes se cubren de cenizas para aproximarse la divinidad, así que las cenizas que dan nombre a la protagonista del cuento tienen un probado valor simbólico en numerosas culturas
En definitiva, el enfrentamiento entre hermanas, el odio de la madrastra y los sueños de mejora de la pobre niña malquerida han convertido el relato de Cenicienta en uno de los más universales símbolos de las relaciones sociales humanas.
Pilar García Carcedo (Cenicienta cumple cuatro mil años, 2022, pp. 112-116)